Paula tiene ocho años y sabe cosas que los adultos que la rodean no saben, cosas importantes. Por ejemplo, sabe que es una niña y que se llama Paula, a pesar de que todo el mundo esté convencido de que es un niño y le llamen Pablo. Su madre acaba de morir y tiene que irse a vivir con su padre y su abuela en otro pueblo. No va a ser nada fácil, no se entiende muy bien con ellos, a pesar de que ambos la quieren a su manera.
Menos mal que de casualidad se encuentra con Laura, una niña de su edad con las ideas muy claras y tremendamente práctica. Si a Paula la llaman Pablo porque la bautizaron con ese nombre, pues se la vuelve a bautizar y listo; que el cura no va a estar dispuesto, pues nada más fácil que coger un poco de agua bendita y hacerlo ella misma. Parece sencillo, pero no lo va a ser, las cosas se complican con un robo y terminan en comisarías y hospitales. No os cuento más, os dejo con esta frase del libro que resume perfectamente su mensaje:
-Y opino que, si Paula dice que es una niña, es que lo es -siguió diciendo Rosa.
Carlos Herrero Canencia, el bibliotecario.
Esta entrada ha sido publicada también en el blog La leonera del Chacel, del IES Rosa Chacel de Colmenar Viejo.
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